Santo Domingo Savio. Confesor
Fiesta: 09 de Marzo / 06 de Mayo
Martirologio romano: En Mondonio, en el Piamonte,
Santo Domingo Savio, que, desde la infancia, con una mente muy pura,
dulce y feliz, y siendo aún un adolescente, caminó con rapidez el camino
de la perfección cristiana.
Resumen: Tan sólo era un
pequeño niño cuando decidió cuál sería su plan de vida: vivir como un
verdadero y devoto cristiano. Este deseo se acentuó aún más, al escuchar
un sermón de Don Bosco, después del cual decidió convertirse en un
santo a como diera lugar. A partir de ese momento, su vida estaría llena
de amor y de caridad hacia los demás, dando un testimonio fiel de
grandes virtudes. Estableció su programa de vida: "Voy a ir a la
confesión frecuente y tomaré la comunión tantas veces como la que mi
confesor me permita, quiero festejar los domingos y fiestas santas. Mis
amigos serán, Jesús y de María. Antes morir que pecar". En 1856 fundó la
Congregación de la Inmaculada Concepción y murió poco tiempo después,
dejando un recuerdo valioso y hermoso de su persona a los jóvenes
cristianos.
Biografía
Santo Domingo Savio nació en una familia de campesinos en Riva,
Italia, en 1842. Cuando aún era pequeño, aprendió una lección importante
sobre la caridad hacia el prójimo y toda su vida se esforzó mucho para
ser muy caritativo. Domingo recibió su primera comunión a la corta edad
de 7 años, un domingo de Pascua en el año 1849.
En su cuaderno, escribió cuatro reglas, las cuales cumplió con rigurosidad por el resto de su vida:
- 1. Festejar los domingos y días de fiestas santos
- 2. Mis mejores amigos: Jesús y María
- 3. Asistiré a la confesión con más frecuencia y recibiré la Sagrada Comunión todas las veces que pueda
- 4. Antes morir que pecar. Dominigo pensó que pecar era algo
demasiado horroroso para su alma, y siendo malo a ella, le está siendo
malo a Dios, quien fue el que hizo que su alma fuese limpia y pura para
poder ir al Cielo
A los doce años su padre se lo presentó a Don Bosco. - ¿Para qué
puede servir esta tela?, preguntó Savio. - Para hacer un buen traje y
regalárselo a Nuestro Señor. - Entendido. Pues yo soy la tela y usted el
sastre: hagamos ese traje. Y de este modo entró Domingo en el colegio
de Don Bosco, llamado "el Oratorio".
¿Cómo decidió hacerse santo?
Oyó un día decir a Don Bosco: "Es voluntad de Dios que todos seamos
santos. Es fácil hacerse santos, pues nunca falta la ayuda de Dios. Hay
grandes premios para quien los sea". Y Domingo decidió hacerse santo.
Don Bosco, su confesor y director, le enseñó que para ser santo no hacen falta grandes penitencias,
sino cumplir la voluntad de Dios y servirle con alegría. Para ello es
necesario sobrellevar con paciencia las molestias del prójimo, convertir
en virtud lo que es necesidad, cumplir alegremente el propio deber y
trabajar con ilusión por la salvación de las almas.
Domingo quería ser sacerdote durante toda su vida. En octubre de
1854, cuando Dominigo tenía tan sólo 12 años, fue inscrito como
estudiante en el oratorio de San Francisco de Sales, que fue fundada por
San Juan Bosco en Turín, Italia.
Una anécdota increíble
Desde muy tempraño en las mañanas, Dominigo se dirigía siempre al
oratorio. Un día, de camino, se interpuso en el camino de dos matones,
cada uno había insultado a la familia del otro y, por tanto, se iban a
reñir lanzándonse pidras. Domingo sintió horror cuando se enteró de esto
y pensó en una forma para tratar de detenerlos. Ya estaban listos cada
uno de los personajes con su pila de piedra amontonada y listas para ser
lanzadas, cuando Domingo se interpuso entre los dos, levantó un pequeño
crucifijo y dijo: "Antes de luchar, miren esto. Jesucristo no tuvo
pecado y yo le voy a dar una indignación por ser deliberadamente
vengativo... Ahora, pueden cada uno de ustedes comenzar y tirar la
primera piedra contra mí", Los dos jóvenes dijeron a Dominigo: "Lárgate
de aquí niño, este no es lugar para ti y resultarás lastimado"
En lugar de irse, Domingo corrió tan rápido como pudo a uno de los
chicos y se arrodilló a sus pies, suplicándole que le arrojara todas las
piedras a él. El muchacho estaba espantado al escuchar eso y más bien
le dijo a Domingo que él nunca le haría daño y que incluso le protegerá
si alguien se atreviera a hacerle daño. Entonces Dominigo salió
corriendo a donde estaba el otro joven y se arrodilló delante de este y
también le pidió que le arrojará todas las piedras a él. El otro chico
respondió el mismo que el otro. Entonces Dominigo se colocó en medio de
los dos y les dijo:
"Ustedes dos me juran que me protegerían y sin embargo están dispuestos a herirse entre sí, solamente por un insulto"
Los chicos luego deponer las piedras, se pidieron disculpas el uno al otro y toda la comunidad.
Sus grandes virtudes
Domingo tenía su genio y sus arrebatos, pero aprendió a dominarlos.
También pasó por la crisis de la edad. Don Bosco le repetía: "Constante
alegría. Cumplimiento de los deberes sin desfallecer. Empeño en la
piedad y el estudio. Participar en los recreos, que también pueden
santificarse". Y tanto se esforzó éste pequeño apóstol que, según Don
Bosco "Savio llevaba más almas al confesionario con sus recreos que los
predicadores con sermones".
Era muy amante del canto. Tenía una voz hermosísima.
El Papa Pío XII lo nombró patrono y modelo de los Pueri Cantores del
mundo entero. Purificaba la intención: cantaba sólo para agradar a Dios.
En la clase siempre estaba entre los primeros. También en esto quería
dar ejemplo. Sabía que cada minuto de tiempo es un tesoro. Sabía que el
tiempo es cielo.
Se desvivía por sus compañeros. Les aconsejaba, les corregía, les
consolaba, les reconciliaba, como a dos que se habían desafiado "a
muerte". Les socorría. A uno le dio sus guantes, aunque él tenía
sabañones. No tenía respetos humanos. Era valiente en la profesión de la
fe. No toleraba palabras malsonantes y menos blasfemias. Una vez sus
compañeros tenían en sus manos una revista sucia. Se la arrebató y la
rompió en mil pedazos.
Practicó una devoción tierna y profunda a la Virgen. A
ella entregó su corazón. Vibró con emoción cuando en 1854 Pío IX
definió el dogma de la Inmaculada Concepción. Su amor a Jesús
Sacramentado era extraordinario. Apenas despertaba, su corazón volaba al
sagrario. Le gustaba ayudar a Misa. Parecía un serafín cuando la
ayudaba. Hacía frecuentes visitas "al Prisionero del altar". Otro de sus
grandes amores era el amor al Papa. El Señor le premió estos amores con
gracias y carismas muy especiales.
¿Por qué es patrono de los embarazadas?
En una oportunidad, Domingo Savio se encontraba en el Oratorio y le
pidió a Don Bosco que le permitiera ir a ver a su madre que estaba
enferma. Nadie sabía de esa enfermedad, pero ante la insistencia de
Domingo, Don Bosco lo deja ir. La mamá estaba luchando por dar a luz un
nuevo hijo y corría peligro su vida. Domingo entra, la abraza, la besa y
deja sobre el pecho de ella un escapulario de la Virgen María. Regresa
después al oratorio y le agradece a Don Bosco el permiso y le dice que
su madre está bien. La mamá pudo dar a luz sin ningún problema a su
bebé. Todos vieron el milagro y ella misma prestaba el escapulario a
otras mujeres que tenían dificultades con el embarazo. Fueron muchas las
gracias concedidas con aquel milagroso escapulario
La llamada del Señor
De repente se presentó una misteriosa enfermedad. Las causas pudieron
ser el rápido crecimiento, el esfuerzo en el estudio -pues deseaba ser
un santo y sabio sacerdote- y la tensión espiritual, en su afán por la
salvación de las almas -otro de los amores de Don Bosco- especialmente
en misiones.
Cuando se acercaba la muerte, abrió los ojos y dijo: "¡Qué cosas tan
hermosas estoy viendo! ¡La Santísima Virgen viene a llevarme!" y así
expiró. Era el 9 de marzo de 1857. Pío XII lo proclamó Santo el año 1954
El 9 de marzo se recuerda el nacimiento al cielo de Santo Domingo
Savio, siendo el 6 de mayo la fecha fijada para la celebración litúrgica
de su fiesta
Oración
Querido Santo Domingo Savio, tú que pasaste tu corta vida totalmente
entregado al amor de Jesús y de su Madre, ayuda a los jóvenes de hoy
para darse cuenta de la importancia de Dios en sus vidas. Te has
convertido en un santo través de la participación fervorosa en los
sacramentos, ilumina a padres e hijos sobre la importancia de la
confesión frecuente y la Santa Comunión. Tú que siendo aún un niño
meditaste sobre la dolorosa Pasión de Nuestro Señor Jesús, alcánzanos la
gracia de un ferviente deseo de sufrir por amor a Él.
Necesitamos desesperadamente tu intercesión para proteger a los niños
de hoy de las trampas del mundo. Vela por ellos y guíalos en el camino
angosto al Cielo. Pídele a Dios que nos dé la gracia para santificar
nuestras obligaciones diarias realizándolas con un espíritu alegre y con
perfección en su amor.
Santo Domingo Savio, tú que conserva tu inocencia bautismal del corazón, ruega por nosotros. Amén
-
PildorasdeFe.net | Biografía de Santos y Beatos
Con aportes de Magnificat.ca